El cambio hacia fuentes de energía más renovables y sostenibles es un
hecho. La firma de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
inició una carrera a contrarreloj para cumplir los objetivos de la Agenda de
2030 y buscar un mundo más limpio.
Biomasa
Los biocombustibles o biomasa liberan energía
química al quemarse y producen calor o sub combustibles del tipo alcohólico,
como el etanol. Si bien es renovable, no es del todo limpia puesto que su quema
produce CO2. Estas consecuencias se tratan de paliar plantando árboles de
rápido crecimiento y otros arbustos que “limpien” en ambiente y luego sirvan de
materia prima para la biomasa.
Carbón
Le debemos a este combustible fósil la revolución
industrial y quedan depósitos diseminados por todo el mundo, que dan para
continuar quemándolo durante unos 300 años más (este cálculo se basa en dos
factores: la cantidad “conocida” de este material y el ritmo de consumo
actual).
La abundancia del carbón lo hace relativamente
barato, pero las consecuencias de su quema son muy predecibles y conocidas: el
nitrógeno y azufre liberados contaminan el agua y se transforman en lluvia
ácida, produce ingentes cantidades de CO2 y sus residuos y subproductos
polucionan el aire.
Hidrógeno
El Hidrógeno sería la fuente de unas pilas de
combustible que únicamente tendrían como residuo el vapor de agua. El problema
radica en que este elemento está asociado a otros átomos (como en el caso del
agua) y para conseguirlo en estado puro es necesario recurrir a otros
combustibles a menudo de origen fósil. A ello se suma el inconveniente de que
para almacenarlo se debe hacer a muy alta presión, por lo que se necesitan
grandes tanques especiales.
Conversión
Térmica Oceánica (OTEC)
●
De ciclo cerrado: con el calor del
mar se hacen hervir determinados líquidos que posean un punto bajo de
ebullición (por ejemplo el amoníaco) y ese calor hace funcionar turbinas de
generación eléctrica. El vapor residual se enfría con agua de mar más fría.
●
De ciclo abierto: se usa el agua
caliente directamente para convertirla en vapor de baja presión y generar
energía con ella. Luego se enfría por condensación y produce agua dulce.
●
De Ciclo híbrido: se usa un “OTEC”
de ciclo cerrado para generar electricidad, que se reutiliza para crear un
entorno de baja presión que hará funcionar el ciclo abierto.
Eólica
Por ahora esta fuente de energía es muy
dependiente: si no sopla el viento no hay producción pues los
aerogeneradores no se mueven. Una opción que los científicos
estudian con ahínco es la de los aerogeneradores flotantes (unos globos los
elevarían y los cables servirían de soporte y vía de recepción a la vez) que se
colocarían a más de 5000 metros, donde el flujo de aire es constante. Esto
resolvería el problema de la contaminación paisajística (o crearía uno nuevo) y
de la amenaza a las aves que representan las aspas, pero podrían resultar
peligrosos para la aviación.
Hidroeléctrica
El 20% aproximadamente de la energía que se usa a
nivel mundial proviene de esta fuente, que aprovecha la energía cinética de las
aguas (tanto de saltos, como de corrientes de ríos y/o de las mareas) para
transformarla en electricidad.
El problema es que las represas hidroeléctricas
son generadoras de residuos tales como el metano o el CO2 (en cantidades
alarmantes según algunos científicos), que provienen de la descomposición de
los materiales vegetal y animal que quedan sumergidos.
Petróleo
Pese a que es muy usado, su grado de
contaminación, la generación de sus derivados o la larga vida de varios de sus
subproductos, además de los derrames y del consiguiente daño ecológico que
estos conllevan son un gran handicap.
Sus derivados como el gas natural, el propano
o el butano son la fuente de energía más usada a nivel de hogar.