domingo, 12 de marzo de 2023

Carta de una madre a su suegra que ya no está

Harta de que mi suegra malcriara a mis hijos, por fin me decidí y le escribí lo que nunca le dije. Esta es la carta de una madre a su suegra que ya no está.

Carta de una madre a su suegra que ya no está

Carta de una madre a su suegra

Siempre te robaste mi encanto, les dabas todo lo que querían. Desde una segunda porción de postre hasta dinero para el camión de helados, jamás les dijiste no cuando te pedían algo.

Siempre me esforcé en mostrarte aprecio y respeto mientras intentaba que no convirtieras a mis hijos en malcriados egoístas que no sabían esperar un turno o compartir porque siempre cumplías sus deseos apenas abrían la boca.

Los mecías aún después de que ya estaban dormidos, no entendías que necesitaba que aprendieran a dormirse solos. Al primer ruido corrías a verlos, ¿cómo podrían aprender a calmarse solos?

Y las tardes contigo, ¡las amaban! Preparabas la comida favorita de cada uno, y siempre les tenías un caramelo o un premio especial sorpresa. Creí que ellos deberían amarte por lo que eras, no asociarte a los dulces o regalos; pero nunca escuchabas cuando intentaba decírtelo.

Se supone que las abuelas son para malcriar a los nietos y luego mandarlos a casa, pero tú eras posesiva.

¡Hasta que un día te fuiste!

Tuve que explicarles que su abuela había muerto. Se suponía que estarías con ellos en los momentos especiales, pero te fuiste demasiado pronto y ellos no estaban listos para decirte adiós.

Tu cocina, los regalos y dulces. Tu presencia. Durante estos años que pasé intentando que no los malcriaras jamás pensé en cuánto los amabas. "Tu amor de abuela no conocía límites". Recordabas todos los detalles, tu corazón derramaba amor y tus brazos fueron incansables.

Estaba tan equivocada al percibir tu generosidad.

Mis hijos, ahora adolescentes te extrañan profundamente, no a tus dulces o regalos, te extrañan a ti. Extrañan correr a recibirte en la puerta, extrañan verte como la más grande admiradora en las gradas, extrañan hablar contigo y escuchar tus palabras de amor, sabiduría y ánimo.

Si pudiera hablar contigo una última vez, te diría que un momento precioso me roba el corazón cada vez que los veo alcanzar sus metas, y cuando me sorprendo con sus talentos o triunfos, pienso en ti. 

¡Y que deseo que estuvieras con ellos de vuelta!

Regresa y ámalos como nadie en el mundo los ama, después de mí. Recompénsalos por sus más pequeños logros con tus dulces y regalos. Prepara sus comidas favoritas y llévalos a donde quieran ir. Tan solo porque los amas.

Regresa y ve cuánto han crecido, se han convertido en en jóvenes de bien. Conmuévete conmigo mientras vemos cómo la familia, los amigos, el tiempo y el amor los moldearon en tan hermosos seres humanos.

Y cuanto más deseo que regreses, más me doy cuenta que jamás te has ido.

Ahora entiendo y sé que los amaste con todo tu ser. Sé que ser su abuela te dio alegría y felicidad. Claro que no puedes regresar, pero tu amor siempre permanecerá; un amor que los cimentó y protegió de manera inimaginable. Tu amor por ellos es parte de lo que son y de lo que serán.

Por cada premio y regalo, por cada vez que los meciste demasiado, los consolaste o dejaste quedar despiertos hasta tarde, por esto yo siempre te estaré agradecida y desearé: ¡¡Un millón de veces que pudieras hacerlo de nuevo!! 

¡¡¡GRACIAS, ABUELA!!!  

"Te amo y admiro". 

Los niños y el desorden

Un hermoso texto que encontramos en Facebook y queremos compartirlo con ustedes en nuestro blog Mi-Bebé.

Se titula "Los niños y el desorden" y es un texto sobre  maternidad escrito de manera anónima que te va a encantar si eres madre.

Si te gustó, no olvides compartir en tus redes sociales y seguirnos en las nuestras para ver más.

Los niños y el desorden

Los niños y el desorden

Sé que el desorden de la casa te molesta.

Sé que a veces no puedes ni enfrentar tu propia sala.

Y no importa cuántas veces pases la escoba y te bajes para juntar lo que está en el suelo, una hora u otra, esa vista vuelve a ti.

Así que te propongo: toma una foto del caos para recordarlo dentro de unos años.

Sé que es difícil de creer, pero eso es pasajero.

Los juguetes tirados en el suelo pronto darán una tregua.

La casa volverá a ser silenciosa y no tendrás que dejar una tarea por la mitad para socorrer a un niño que grita por ti.

En poco tiempo (mucho menos de lo que imaginas, créeme), todo lo que desearás será el colorido que tus hijos esparcían por la casa.

Usted extrañará sus pequeñas manitas sujetando todo, y sobre todo, balanceándose hacia arriba pidiendo su regazo.

Extrañarás los pies gorditos tratando de equilibrar el cuerpo aún blando... ese cuerpo que aún encaja tan bien en sus brazos.

Toma una foto del caos, porque esa será la única forma de recordar eso.

Porque lo que de hecho no saldrá de tu mente, son las tardes en las que botaste todo el resto y elegiste a tus niños.

Vio dibujo, olió cada pedacito suave de su bebé, y no se permitió perder ningún detalle.

La infancia de un hijo sólo sucede una vez.

El desastre puedes pasar toda una vida tratando de pelear contra...

Y no importa cuántas fotos saques, porque sólo hay una certeza: nunca te arrepentirás de haber pasado más tiempo con tus hijos.