domingo, 26 de diciembre de 2021

Un hombre perdió a su hijo de 3 años y escribió 10 reglas que todos los padres deben seguir

Un hombre perdió a su hijo de 3 años y escribió 10 reglas que todos los padres deben seguir, no se pierdan este post maravilloso y emocionante y no olviden seguirlo y compartir en sus redes sociales.

Un hombre perdió a su hijo de 3 años y escribió 10 reglas que todos los padres deben seguir

Un hombre perdió a su hijo de 3 años y escribió 10 reglas que todos los padres deben seguir

Todo el amor y los besos de tu hijo nunca serán «demasiado».

Siempre tienes tiempo. Detén lo que estás haciendo, aunque sea por un minuto. Nada es tan importante que no pueda esperar.

Toma tantas fotos y películas como puedas, porque algún día esto será todo lo que tendrás.

No gastes dinero, gasta tiempo. ¿Crees que importa lo que gastas? ¡No importa! Lo que importa es lo que haces. Salta en un salto, camina, nada en el mar, construye un campamento, diviértete. Eso es todo lo que quieren. No recuerdo nada que compré para mi hijo, solo lo que hice.

Canten juntos. Mis recuerdos más felices con mi hijo son de él sobre mis hombros o en el auto, y nosotros cantando nuestras canciones favoritas. Los recuerdos se crean con música.

Disfruta de las pequeñas cosas. Estar juntos por la noche, dormir, leer cuentos, cenar juntos, pereza dominical. Disfruta de los pequeños momentos. Son lo que más extraño. No dejes que pasen desapercibidos.

Siempre dale un beso de despedida a tus seres queridos. Y si te olvidas, vuelve y bésalas de nuevo. Nunca se sabe cuándo será la última vez que tengas esa oportunidad.

Haz divertidas las cosas aburridas. Sé tonto, cuenta chistes, ríe, sonríe y diviértete juntos. Serán tareas aburridas, solo si las haces de esa manera. La vida es demasiado corta para no divertirse.

Lleva un diario. Escribe todo lo que hace tu pequeño. Las cosas divertidas que dicen, las cosas lindas que hacen. Solo hicimos estas cosas después de que Hughie se fue. Queríamos recordar todo. Ahora lo hacemos por Hettie, y lo tendremos todo por escrito cuando seamos mayores.

Si tienes a tu hijo contigo, dale un beso de buenas noches. Desayuna con él, llévalo a la escuela, a la universidad, mira cómo se casan. ¡Eres bendecido! ¡Nunca olvides eso!

martes, 21 de diciembre de 2021

Convertirse en madre

Convertirse en madre

A veces es muy duro convertirse en madre.

Sí... vale la pena.

Sí... es la experiencia más poderosa que puede llegar a vivir una mujer.

Sí... nada te marca tanto como el momento en que sostienes por primera vez en brazos a tu hijo que acaba de salir de ti,  y te mira a los ojos como diciendo "te conozco".

Pero es duro a veces es duro...

Y no sólo se trata de la falta de sueño, de las secuelas del parto, de los cuidados que un recién nacido, ni siquiera del cóctel de hormonas que te deja turuleta hasta varias semanas después.

Tampoco la falta de experiencia y la incertidumbre acerca de si lo estás haciendo bien o mal, ni las propias dudas y comentarios de familiares que lo saben todo, pero que no hacen mas que disparar tu propia inseguridad.

Es bastante más que eso.

Es la ruptura total y repentina con tu propia identidad, con aquello que hasta el momento de parir te había definido como persona: tus proyectos, tus ambiciones, tu trabajo, tus amigos, tu cuerpo, y todo aquello que llamabas tuyo. 

Es mirarte al espejo mientras tu criaturita está prendada a tu pecho, y no reconocerte a ti misma.

¿En qué momento te convertiste en esta mujer cansada que no tiene un minuto ni para

darse una ducha?

¿Quién es ella?

¿Quién eres ahora?

Sigues siendo tú, sólo que una versión más grande de ti misma.

Pero al principio no te reconoces.

Al principio no te encuentras.

No hay nada que logre vincular esta nueva vida tuya de cambios de pañal, amamantar a deshoras y canciones de cuna, con aquella otra vida que parece tan remota, aquella en la que ibas y venías a tu antojo, disponías de tu tiempo y te pertenecías.

Porque, claro, todo tu ser es ahora para otro.

Y ese otro se está alimentando de ti, no sólo de tu leche, sino también de tus caricias, de tus canciones, de tus palabras, de tus abrazos.

Y el tiempo pasa, y llegará el momento en el que, sin darte cuenta casi, las tomas se acorten y las horas de sueño nocturno se alarguen. Tu bebé aprenderá a sostener la cabeza, luego a darse la vuelta, luego a gatear y eventualmente a caminar. El día menos pensado te regalará una sonrisa y pensarás que todo el esfuerzo ha sido poco. 

Un día te dirá mamá.

Lo verás correr en el parque, subirse solo al tobogán, jugar con otros niños, garabatear las primeras letras que te mostrará orgulloso. Y por nada del mundo querrás cambiarte por esa otra que eras, y que tan poco sabía acerca del amor.

-Autora: Vivian Watson -

El poder del instinto de Madre Osa

 ¿Cuál es el animal más peligroso del bosque? Una madre osa protegiendo a sus pequeñuelos; no existe criatura más feroz ni peligrosa. Sabe lo que debe hacer para tenerlos a salvo; y son su primera preocupación. Punto. Pero también sabe qué enseñarles para que cuando llegue el momento, sepan vivir independientes sin ella.

Criar hijos en general, e hijas en particular, o sanar la relación con nuestra madre y aprender a cuidar de nosotras mismas, nos hace necesario recuperar nuestro conocimiento instintivo, esas partes de nuestra biología que la cultura ha ido eliminando sistemáticamente a lo largo de miles de años. Esta energía está simbolizada por la Madre Osa en muchas culturas tradicionales.

La única manera de criar a una hija sana y orgullosa de sí misma, o sanar la relación con nuestra madre, es entrar en el territorio de la Osa. La única manera de llegar a ser la madre que siempre deseaste tener es entrar en el territorio de la Osa. Para oír nuestra sabiduría maternal y dejarla circular por nosotras a fin de que nos guíe en la tarea de ser madre, propia o de otra persona, necesitamos volvernos feroces y receptivas al mismo tiempo. Si estás criando una hija, debes estar dispuesta a abrirte a ese lugar interior donde encuentras la voluntad para sacrificar tu vida, o la de otra persona, o sacrificar cualquier otra cosa por tu hija. Y, paradójicamente, esto también significa saber en qué momento renunciar al sacrificio por su bien y por el tuyo. Del mismo modo, si quieres sanar tu relación con tu madre, has de aprender cuándo cuidar de ti misma y cuándo cuidar de otros.

Todas nacemos con algo de la energía de la Madre Osa. Los procesos que llevan al nacimiento de un bebé (gestación, labor del parto, parto y período posparto) están configurados para saturarnos de las hormonas y las emociones que necesitamos para acceder a esta energía. Pero actualmente hay poquísimas madres osas realmente feroces custodiando a sus pequeñuelos. ¿Adónde se ha ido esa energía Madre Osa de las madres humanas, y cómo podemos recuperarla cada una de nosotras? Durante muchísimo tiempo la cultura ha despreciado, desatendido o degradado nuestros instintos femeninos, por lo que la mayoría de las mujeres nos sentimos bastante ambivalentes respecto a lo que sabemos en lo profundo de nuestro interior. No hablamos mucho de esto porque no queremos parecer tontas, incultas o poco científicas. Y, lógicamente, también deseamos que todo el mundo nos quiera, entre ellos nuestras hijas, nuestro marido, nuestros amigos o nuestro amante.

¿Dónde está la Madre Osa? ¿Cómo es que ese instinto tan potente se ha enterrado o deformado? ¿Cuál es su expresión total y natural? ¿Cómo puede cada una de nosotras recordarla y aplicarla como es necesario a "nuestra" vida? No me entiendas mal. El instinto biológico inconsciente y el instinto biológico que la conciencia y la elección afinan y afilan son dos cosas distintas. Recordar nuestra sabiduría instintiva no significa negar nuestro intelecto ni los aportes de la ciencia. Significa usar nuestro intelecto junto con nuestra sabiduría instintiva o natural.

Abrirte al poder de tu instinto de Madre Osa te abrirá a intensidades de sentimientos que ni siquiera sabías que poseías y al amor más enternecedor que te puedas imaginar. Al comienzo del último capitulo de mi primer libro, Cuerpo de Mujer, Sabiduría de Mujer, escribí: "En nuestro cuerpo llevamos no sólo nuestro propio dolor, sino también, aunque sin saberlo, el de nuestras madres y abuelas". Cuando escribía este libro he sentido con más fuerza que nunca la verdad de esta afirmación. Espero que tú también la sientas, porque cuando lo hagas descubrirás muy pronto que ese lugar de sentimiento es la puerta por la que debes pasar si quieres crear una vida verdaderamente dichosa, creativa y plena para ti y para tus hijas.

El poder del instinto de Madre Osa