La maternidad es un viaje lleno de amor, aprendizajes y, en ocasiones, desafíos que nos llevan a explorar emociones profundas. Entre esos desafíos, uno de los más difíciles de enfrentar es la pérdida de un ser querido, especialmente cuando se trata de un hijo. A veces, las palabras no alcanzan para expresar el dolor, la nostalgia y el amor que permanece vivo en el corazón. Este post es un tributo a ese amor eterno, a esas preguntas que quedan en el aire y a la conexión que trasciende lo físico.
Si estás pasando por un momento similar o conoces a alguien que lo esté viviendo, este texto es para ti. Y si te encuentras en la difícil tarea de explicar la muerte a los más pequeños, te invito a leer nuestro post de Cómo explicar la muerte a los niños, donde encontrarás herramientas y consejos para abordar este tema con sensibilidad y amor.
Porque, aunque el duelo es un camino personal, no estamos solos. Y aunque el cielo nos separe de quienes amamos, siempre habrá un hilo invisible que nos mantendrá unidos.
Carta a mi bebé en el cielo
Si pudiera ir atrás en el tiempo te diría tantas cosas que jamás pude, te abrazaría tan fuerte como fuese posible y te diría con los ojos cuando te quiero y lo importante que fuiste (eres) en mi vida. Me encantaría darte toda mi energía para que pudieras salir de la lucha a la que te enfrentaste y que no pudiste vencer. Sé que lo intentaste para no dejarme aquí sin ti, sé cuanto te aferraste a la vida, te rogaría que lo hubieras hecho más aún, pero es egoísta.
Si hubiera sabido que la vida que venía no se ponía mal sino mejor, te habría dado parte del tiempo que me han asignado para que siguieras robando sonrisas, y viviendo con esa magia tan propia de ti. Si hubiera podido pedir un deseo, habría deseado que no te fueras, que te quedaras y estuvieras conmigo, físicamente.
Si tan solo pudiera enviarte una carta al cielo, te escribiría todo lo que me enseñaste con tu ausencia corporal, te contaría de mi vida, aunque sé que estás al tanto de ella, y por eso más te preguntaría de la tuya: ¿Cómo es allá? ¿Estás feliz? ¿Me extrañas tanto como yo a ti?. También mandaría saludos a los que te acompañan y te diría que, por favor, le digas a aquel que hizo que te fueras, que no me quite a nadie más.
Me encantaría preguntarte tantas cosas, ¿Estoy haciendo bien las cosas? ¿Me sigues aceptando como soy? ¿Estarías orgulloso de mí? ¿Sonreirías cuando te cuente mis tonterías? ¿Qué me aconsejarías cuando te cuente mis problemas? ¿Estarías feliz de saber que he logrado muchas cosas que soñaba de niña?
Son demasiadas preguntas que jamás tendrán una respuesta, al menos no una tangible. Porque sé que he cambiado, que muchas veces he hecho cosas de las que seguro no estarías orgulloso, han sido muchos años de errores terribles.
Todos los días ruego para soñar contigo y que al menos ahí puedas decirme si estoy haciendo todo bien, me gusta que aparezcas cuando más necesito un consejo, porque siempre estás en mi mente. Aunque suene cursi siempre te llevo conmigo de miles de maneras, pero mi parte favorita del día es caminar sola y conversar contigo, aunque no me respondas.
Gracias por estar. Porque aunque pasen los años, te sigo sintiendo tan fuerte como ayer. Mi ejercicio del día es recordar con detalles todo lo que pasamos juntos porque no quiero olvidar nada, me da miedo que llegue el momento en el que de alguna manera empiece a olvidar cosas. Gracias porque sé que estás, aunque físicamente te hayas ido. Tuviste la oportunidad de irte y aún así sigues tan presente como antes.
En mi pecho guardo todo el amor del mundo, el amor mas fuerte lo guardo para ti mi niño en el cielo, guardo tus fotos como lo mas sagrado. Yo pude sentirte tocarte y hasta besarte. El momento mas intimo de mi vida fue contigo hijo adorado. Tu hermoso nombre representa lo que eres en mi vida, toda la fuerza que me diste con tu pequeño gran corazón, el mundo no era suficiente escenario para ti. Estas mucho mejor en el cielo, pero algún día tus hermanas y yo volveremos a reunirnos allá arriba si nos das un lugar en tu templo de inmenso amor.
En donde quiera que estés, se que estás feliz como lo hiciste acá hasta el ultimo minuto, cuando cerraste esos hermosos ojitos tiernos y esa sonrisa en tu rostro de ángel son las imágenes que guardo en mi memoria, sólo espérame que algún día llegaré para bailar y comer chocolates contigo.
0 comments:
Publicar un comentario