-Mi amor, quieres fideos o puré?
-Quiero upaY dejé el agua hirviendo sola, y corrí a aupar a mi cachorro.
Y en ese diálogo, y en ese instante, descubrí, cuan errados estamos a veces los adultos.
Cuantas veces subestimamos las necesidades afectivas de nuestros hijos y no las categorizamos como necesidades básicas primarias.
Cuántas veces damos prioridad y nos preocupamos por si comió lo correcto, si durmió bien, si se bañó, si se abrigó, y no nos preguntamos si le faltó un abrazo, una caricia, un "te quiero".
Claro que preocuparse por todo eso son muestras de cariño, pero ese mensaje llega explícitamente a nuestros hijos?
Hay veces que creemos ser muy afectivos, cariñosos y demostrativos, pero, realmente lo somos lo suficiente?
Las necesidades afectivas son tan (o aún más) importantes que las alimenticias, las de descanso, de movimiento y de higiene.
Los niños necesitan sentirse amados, valorados y cuidados desde edades muy tempranas. Y en nuestro afán por protegerlos tanto y que no les falte nada medible, tangible, a veces ignoramos, minimizamos, postergamos o incluso sin saberlo, delegamos en otros, la satisfacción de sus necesidades de contención y cariño.
Los padres y madres solemos ser las figuras de referencia de nuestros hijos. Formarán su propio autoconcepto a partir de lo que crean que significan para nosotros. Y de ahí su autoestima y autoconfianza. Asumirán un lugar en el mundo y se enfrentarán a la vida, con eso, a partir de eso.
Entonces hoy...
- Lo miraste a los ojos al hablarle?
- Conectaste?
- Le hablaste con dulzura?
- Escuchaste con atención lo que tenía para contarte?
- Validaste sus emociones?
- Le diste los suficientes besos y abrazos?
- Le dijiste cuánto lo quieres?
- Te aseguraste que supiera cuánto significa para ti?
- Le agradeciste por existir?
No importa cuán grandes ni cuán pequeños sean tus hijos, siempre les gustará sentirse amados.
Al final... casi no comió.
Pero se durmió con el corazón contento.
Fuente: Facebook
0 comments:
Publicar un comentario