sábado, 14 de agosto de 2021

Que triste cuando nos equivocamos con la educación de nuestros hijos

Un texto que habla sobre la educación de nuestros hijos y que vale la pena leer, reflexionar y compartir. Si te gustó, no te olvides compartir en tus redes sociales.

Que triste cuando nos equivocamos con la educación de nuestros hijos

Que triste cuando nos equivocamos con la educación de nuestros hijos

Me llamo Juan. Tengo 7 años. Amo mucho a mi madre Catalina y a mi padre Victor, y a decir la verdad, los amo y me asustan. Siempre me han golpeado, pero yo no entiendo de qué soy culpable…
Por la mañana me desperté y fui a la escuela. Era un buen estudiante, le caía bien a la maestra y a mí me gustaban todos los de mi clase… pero saben, yo no tengo amigos. En el recreo, me siento sólo y juego con mis lápices. Nadie quiere ser mi amigo. Siempre que he tratado de acercarme a alguien y hacer amigos, me terminan empujando y gritando:

– Vete de aquí, fenómeno.
¿Y saben por qué lo de fenómeno?
Tenía una gran cicatriz en la cara a causa de los golpes de mi padre, y siempre llevaba la misma ropa. Los mismos y viejos jeans azules, camiseta roja y zapatos viejos.
No me entristecía mucho, porque yo amaba a todos:
– ¡Eres horrible! Nadie te necesita, eres un vagabundo!
Después me pateaban, me golpeaban la espalda y se iban.
Yo lloraba… No porque tuviera frío, sino porque no tenía amigos, pero de todas formas amaba a todos.
– ¿Dónde estuviste? ¿Por qué vienes así? ¡Eres un idiota anormal! No tendrás derecho a comer, así que lárgate a tu cuarto!”
Yo en silencio me fui a mi habitación y me senté. Estoy acostumbrado a que me golpeen, a que no me abracen ni me digan palabras buenas. Y así me quedé dormido… vestido con mi ropa mojada y con hambre.
Después empecé a estudiar mal, no entendía nada… Mi mamá me golpeó más fuerte por esto. Una vez me golpeó tan fuerte en las manos, que mi dedo se quedó entumecido y no pude moverlo más… Y se ha quedado así hasta entonces.
Debido a esto, en la escuela se empezaron a burlar aún más de mí.
Pasaron los días, y un día me comenzó a doler el corazón. Mi mamá y mi papá no hicieron nada, como siempre. ¿Saben que quería esa noche? Que el corazón no me doliera.. pues no quería molestar a mi mamá y papá con eso… Yo los amaba mucho, de verdad que sí.
Al día siguiente en la escuela nos pidieron que hiciéramos un dibujo para la clase: “Mi sueño”.
Todos pintaron coches, cohetes, pero yo no.
Porque no quería eso. Yo quería que mis papás fueran buenos. Así que dibujé una familia. A una mamá, papá y su pequeño hijo con quien alegremente juegan algún juego de mesa. Lo dibujé en silencio, llorando… Es que de verdad es mi sueño…
Cuando llegó mi turno de mostrarle mi dibujo a la clase, todos se rieron de mí.
Fui al pizarrón y dije:
– Mi sueño es esta familia (mostré mi dibujo y todos comenzaron a reírse)
Un niño llamado Sergio dijo:
– ¿Este es tu sueño? jajaja.
Yo no pude decir nada más, así que sólo alcancé a decir, entre lágrimas:
– Por favor, no se rían de mi… Este es mi sueño… Me pegan y no me quieren… Les pido por favor que no se burlen… yo quiero que mi mamá, así como la de ustedes, me abrace y me bese. Cada día después de la escuela, veo como sus papás vienen por ustedes y se van con ellos felices a casa. Y nadie me necesita, eso lo sé yo (comencé a llorar aún más)… Tengo un dedo mal, y no soy bonito, soy cojo y feo. Pero yo no tengo la culpa, se lo juro a todos. Yo amo mucho a mis padres y no quiero molestarlos con nada… Por favor, al menos no se rían de mí, no me hagan daño también ustedes.
La maestra contuvo las lágrimas y algunos me entendieron, pero de todos modos se burlaron.
Cuando me dieron la nota de la clase de español y vi que había suspendido, tenía miedo de ir a casa… Iba a decepcionar a mi mamá.
Pero no tenía a ningún lugar a donde ir, así que terminé yendo a casa. Mi mamá se enteró y comenzó de nuevo todo…
Me agarró por el dedo enfermo y me tiró al suelo, me golpeé la pierna con un taburete. Entonces me golpeó dos veces en la cabeza y no pude evitarlo.
Tras de la paliza, terminé tumbado en el suelo sin poder levantarme. No sentía ni la pierna ni el dedo.
Mi mamá se fue a alguna parte y me dejó ahí. Saqué una galletita de mi bolsa y comencé a masticar de manera muy cautelosa… Tenía miedo.
Ella se acercó y dijo:
– Te hemos criado y pareces no poder entender. ¡Ahora que venga tu padre verás! ¿No te sientes mal?
Sólo tuve tiempo de decir:
-Mamá, no es necesario, yo veré que hacer, y entonces llegó mi papá.
Al enterarse de que había suspendido una materia, me agarró del brazo y empezó a zarandearme. Luego me golpeó en la cara y los pies… Me caí y ya no recuerdo más.
Me desperté en el hospital, y vi que ya no tenía mi dedo… Miré por la ventana y me puse triste, me quedé llorando en silencio.
Llegó Año Nuevo y todos se dirigían con prisa a alguna parte… Veía cómo en el parque los papás jugaban con sus hijos… Cómo una mamá abraza a su hijo y lo besa. ¿Y saben por qué lloraba? Porque no conocía ni la sonrisa ni los besos de mi mamá… No sabía qué era abrazar a mi mamá y a mi papá.
Ellos sólo me pegaban y yo los quería.
Mi maestra a veces me invitaba a desayunar con ella, jugaba conmigo. Ella es mi amiga.
Pasó medio año. Empecé a estudiar mejor, pero mi mamá y mi papá no me amaban.
Una vez derramé sin querer el café y de nuevo me golpearon…
Entonces mi corazón se enfermó y le dije a mi mamá:
– Mamá, mamá, me duele el corazón.
Ella no prestó atención…
De nuevo estaba en el hospital y mis papás no iban a verme… Me decían que irían, pero nunca iban, y yo esperaba y esperaba…
Los amaba tanto… ¡Amaba a todos!
El niño Juan murió dos días después de otro dolor en el corazón… Cuando fue encontrado muerto, en su mano tenía un dibujo con una nota que no terminó de escribir:
El contenido era el siguiente: “Mamá y papá, perdónenme por ser tan feo, tonto y cojo. Perdónenme que no me amaron… Perdónenme. No quería molestarlos, sólo quería una cosa… Abrazarte mamá… Besarte y decirte que te quiero.
Papá… Yo quería jugar contigo y salir a pasear… Cantar y explorar… Yo sé que la culpa…
Yo los amaba…”
Ya no había continuación, el corazón del niño se detuvo…
¡Con lágrimas en mis ojos solo pido a Dios que padres así desaparezcan del universo! En los pequeños y grandes corazones de los niños hay tanto amor, que bastaría para todo el mundo…
Así era Juanito… Un niño que amaba a todo el mundo y a sus padres…

¡Debemos tratar de concienciar a todos esos padres que se exceden con sus pequeños! Recuerden que sus hijos sufren con el mínimo desprecio.

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